La Navaja de Ockham y su implementación en el ámbito científico

La Navaja de Ockham, o también principio de Parsimonia, plantea que cuando dos explicaciones compiten entre sí, la más simple tiende a ser la correcta.

Vivimos en una era marcada por la intrincada naturaleza de la información y su vastedad. Es por ello que encontrar respuestas directas, claras y breves se ha convertido en algo primordial. Este modo de pensar no es algo nuevo, sino que tiene sus raíces en el siglo XIV gracias a Guillermo de Ockham , un monje que sostenía que cuando se tienen diversos razonamientos bajo las mismas circunstancias, generalmente el más sencillo es el más certero.





Esta concepción es lo que hoy conocemos como la Navaja de Ockham. Esta representa una herramienta filosófica esencial que ha revolucionado la manera en que entendemos el mundo a nuestro alrededor. Nos muestra que la verdad, en muchas ocasiones, radica en lo sencillo y que, para desentrañar la realidad, es beneficioso empezar por lo más básico.

¿Quién es Guillermo de Ockham?

La mente detrás de esta profunda reflexión es Guillermo de Ockham, un monje franciscano nacido en 1287 en el pueblo de Ockham, ubicado en Surrey, Inglaterra. A lo largo de su existencia, Guillermo se consolidó como una figura disruptiva en el pensamiento medieval europeo, cuestionando constantemente las ideas filosóficas de su tiempo.

En sus años mozos, Ockham se unió a la Orden Franciscana y luego ingresó a la Universidad de Oxford con el objetivo de profundizar en teología. Sin embargo, conflictos con autoridades eclesiásticas frenaron su progreso académico, evitando que obtuviera su título.

Guillermo de Ockham
Ilustración de Guillermo de Ockham.

Pese a estos obstáculos, Guillermo no cesó en su sed de conocimiento y continuó su formación de manera autónoma, interactuando con diferentes centros de saber e incluso realizando un viaje a Francia para encontrarse con el Papa.

Sus años de estudio y su perspectiva sobre la existencia lo configuraron como un teólogo-filósofo con una fuerte inclinación hacia la lógica. Como se refleja en sus textos, para Guillermo de Ockham, entender la lógica era fundamental para descifrar cómo emergen y se desarrollan las demás disciplinas.

Pero su legado más perdurable en el ámbito de la metafísica es, indiscutiblemente, la formulación de lo que más tarde se conocería como la ‘Navaja de Ockham’. En ella proponía que, en vez de optar por interpretaciones enrevesadas y añadir supuestos innecesarios al tratar de dilucidar un evento, es más propicio seleccionar los planteamientos más simples y coherentes.

Fue solo dos siglos después cuando esta idea se bautizó como “Navaja”, aludiendo a cómo Ockham «recortaba» las teorías complejas de Platón . Es una forma metafórica de contrastar la filosofía elemental de Ockham con las teorías densas y llenas de entes propuestas por Platón.

La Navaja de Ockham

Ockham se apoyó en la frase latina «pluralitas non est ponenda sine necessitate«, que se traduce como «no se debe formular pluralidad sin necesidad». A través de esta expresión, el teólogo y filósofo quería transmitir que, al encontrarse con distintas interpretaciones para un fenómeno o situación, normalmente la más sencilla, o sea, la que incluye menos supuestos o factores adicionales, tiende a ser la más acertada.

El principio de Parsimonia
La navaja de Ockham no implica la negación de la existencia de ningún tipo de entidad, ni siquiera es una recomendación de que la teoría más simple sea la más válida.

Es importante subrayar que la Navaja de Ockham no asegura que lo más sencillo siempre sea lo correcto, pero sí sugiere iniciar con esta perspectiva y solo complicar el análisis si es absolutamente necesario.

Tomemos por caso el avistamiento de luces coloridas en el firmamento. Imagina que, de manera inesperada, ves luces en el cielo nocturno brillando en secuencias que parecen aleatorias, desplegando variados colores. ¿Qué podría ser? Entre las opciones podrían estar naves de otros mundos, algún fenómeno atmosférico no identificado o, más simplemente, un espectáculo de pirotecnia.

La Navaja de Ockham nos diría que comencemos por la alternativa más básica: el espectáculo pirotécnico, dado que no conlleva supuestos más complejos.

El principio de Parsimonia

En el ámbito científico, la Navaja de Ockham ha influenciado notablemente, destacando la importancia de la simplicidad y la economía en el pensamiento para arribar a conclusiones coherentes y rápidas. Así, en contextos donde esta filosofía se aplica en la investigación, se le reconoce como el principio de Parsimonia .

Un claro reflejo de esto en biología es la teoría evolutiva de Darwin, que se fundamenta en la selección natural como el principal motor de transformación de las especies. Bajo el principio de parsimonia, la teoría del diseño inteligente, que implicaría un ser creador, introduciría demasiados elementos y suposiciones complejas, haciéndola menos probable.

En cuanto a física, es aplicable en la ley gravitacional formulada por Isaac Newton . Esta ley detalla cómo los cuerpos con forma esférica se atraen basándose en su masa y la distancia entre ellos, sin necesidad de intervenciones adicionales. En contraste, la concepción de una Tierra plana demandaría muchos más supuestos para justificar una atracción que rompe con la lógica, contradiciendo así el principio de parsimonia. Esta percepción de un planeta esférico ha sido confirmada con los viajes espaciales y observaciones científicas.

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