La salud y el bienestar están estrechamente vinculados a nuestro microbioma intestinal. Aunque la mayoría de los estudios se enfocan en las bacterias, los virus presentes en ellas han quedado en un segundo plano.
Un reciente estudio de la Universidad de Copenhague, publicado en Nature Microbiology , destaca que las personas que superan el siglo de vida cuentan con una mayor diversidad de virus que infectan las bacterias intestinales que los individuos de menor edad.
Además, descubrieron que estos virus se asocian a cambios en el metabolismo bacteriano que favorecen la integridad de la mucosa y la resistencia frente a patógenos.
El papel de la microbiota en el envejecimiento
A comienzos de los años 70, los investigadores descubrieron que nuestra microbiota intestinal experimenta transformaciones conforme avanzamos en edad.
Estudios más recientes evidencian que estos cambios son predecibles y siguen un patrón: la microbiota se altera de forma rápida y significativa cuando los niños pequeños empiezan a consumir alimentos sólidos; las transformaciones son menos dramáticas durante la infancia cuando se alcanza un equilibrio entre el huésped y el entorno; una vez logrado este equilibrio, la microbiota se mantiene en gran medida estable durante la adultez (de los 18 a los 60 años).
No obstante, esta estabilidad se ve comprometida al entrar en la vejez, cuando el microbioma experimenta una reestructuración considerable. Este hallazgo llevó a los científicos a cuestionarse el motivo de este cambio y sus efectos en la salud.
Así lo explicó Joachim Johansen, investigador de la Universidad de Copenhague:
Siempre nos preguntamos qué permite que algunas personas vivan una vida excepcionalmente larga. Investigaciones previas han mostrado que las bacterias intestinales de ancianos japoneses producen moléculas nuevas que les confieren resistencia a microorganismos patógenos, es decir, promotores de enfermedades. Y si sus intestinos están mejor protegidos contra infecciones, probablemente eso contribuya a que vivan más que otros.
En 2021, un equipo de científicos japoneses se propuso analizar el efecto de este cambio en la salud de las personas mayores. En particular, querían determinar si las personas que superaban los 100 años, los centenarios, experimentaban cambios que les proporcionaban beneficios exclusivos.
Descubrieron que los centenarios poseen una comunidad intestinal distinta , enriquecida en microorganismos que producen potentes moléculas antimicrobianas capaces de eliminar patógenos resistentes a múltiples fármacos, incluyendo Clostridioides difficile y Enterococcus faecium. En resumen, la modificación de la microbiota en la vejez disminuye la susceptibilidad de una persona mayor a los patógenos intestinales comunes.
Los virus pueden modificar los genes bacterianos
A pesar de que el cambio en la microbiota durante la vejez puede ser beneficioso para la salud, quedó sin esclarecer qué facilitó esta transformación. Para solucionar este enigma, Johansen y sus colaboradores se enfocaron en un elemento del microbioma a menudo ignorado: los virus.
Como señaló Simon Rasmussen, asesor de investigación de Johansen:
Nuestros intestinos albergan miles de millones de virus que habitan dentro de las bacterias, y que no prestan mayor atención a las células humanas; en su lugar, infectan a las células bacterianas. Y como contamos con cientos de tipos diferentes de bacterias en nuestros intestinos, también existen muchos virus bacterianos.
Durante décadas, los científicos han explorado la posibilidad de la terapia con fagos, es decir, el uso de virus que infectan bacterias (conocidos como bacteriófagos o simplemente fagos) para eliminar patógenos. No obstante, los bacteriófagos también pueden optimizar a las bacterias que infectan. Por ejemplo, pueden proveer genes que ayuden a su huésped bacteriano a atacar a otras bacterias o a proporcionar nuevas capacidades metabólicas. Ambos factores pueden alterar qué bacteria coloniza el intestino y, a su vez, proteger contra ciertos estados de enfermedad.
Los virus intestinales otorgan a las bacterias nuevas capacidades
Johansen y su equipo estaban interesados en identificar qué tipos de virus poseían los centenarios en sus intestinos y si esos virus portaban genes que alteraban el metabolismo. Compararon muestras fecales de centenarios saludables (de más de 100 años) con muestras de pacientes más jóvenes (de 18 a 100 años). Descubrieron que los centenarios poseían un viroma más diverso, que incluía géneros virales previamente desconocidos.
También observaron una abundancia de genes que respaldan etapas cruciales en la vía metabólica del sulfato. Los autores especulan que esto se traduce en mayores niveles de sulfuro derivado de microbios, lo que puede conducir a resultados que promueven la salud, como el apoyo a la integridad de la mucosa y la resistencia a patógenos potenciales.
Según Johansen:
Hemos comprendido que, si un virus infecta a una bacteria, en realidad puede fortalecerla. Los virus que encontramos en los centenarios japoneses saludables contenían genes adicionales que podrían estimular la bacteria.
Simon Rasmussen, por su parte, añadió:
Si descubrimos bacterias y virus que tienen un efecto positivo en la flora intestinal humana, el siguiente paso lógico es determinar si algunos o todos los tenemos. Si logramos que estas bacterias y sus virus se trasladen a las personas que no las tienen, más individuos podrían beneficiarse de ellas.