El mito de la ‘sedia stercoraria’, la peculiar silla de baño papal

Se dice que, en la Edad Media, los papas electos tenían que someterse a un chequeo de sus genitales para certificar su masculinidad.

Os presentamos el asiento más extraño y desconcertante que alguien se pueda imaginar.





No hablamos del infame Trono de Hierro de Juego de Tronos ni de las primeras y mortales versiones de la silla eléctrica. Según los cuentos populares, existía una silla agujereada conocida como la sedia stercoraria , donde el papa recién designado debía sentarse para una revisión genital. El objetivo no era de índole médica, sino asegurar que el líder máximo de la Iglesia Católica fuese un hombre «biológico». Esta inspección visual servía para impedir que una mujer disfrazada se infiltrase y tomase el control del Vaticano.

La razón de ser de este ritual parece ser la enigmática figura de la Papa Juana, cuya existencia histórica es motivo de debate.

Según la narrativa popular, la Papa Juana era un convincente travesti y un académico destacado que ascendió hasta la cúspide de la Iglesia. Durante dos años ejerció el papado sin levantar sospechas hasta que, en una procesión desde la Basílica de San Pedro a San Juan de Letrán, sufrió un parto inesperado.

sedia stercoraria
Prueba de masculinidad del papa Inocencio X al asumir el pontificado.

Thomas FX Noble, un estudioso en religión, apunta que los expertos no se ponen de acuerdo en detalles fundamentales sobre ella, incluyendo cuándo y dónde nació o el tiempo que estuvo al mando del papado. Algunas teorías la sitúan en el siglo IX; otras, en el siglo XI.

Aunque la existencia de la Papa Juana podría haber sido una fábula, el mero rumor de su realidad fue suficiente para alarmar a la Iglesia y llevarla a crear una silla con agujeros para someter a todos los futuros papas a una verificación incómoda.

Parece que el procedimiento era claro: el candidato se desnudaba parcialmente ante un público y un médico verificaba sus genitales.

Fernand Leroy, un historiador, añade que, tras el examen, el médico exclamaba:

¡Duos habet et bene pendentes!

Y su significado es:

¡Tiene dos testículos y están en su lugar!.

Tal declaración probablemente hubiese hecho que el papa electo desease no haber ascendido de obispo o cardenal.

Según escribe Thomas FX Noble, la leyenda de la sedia stercoraria es eso, un mito. Argumenta que es el producto de la imaginación de historiadores, que querían añadirle algo de especia a la monótona historia del Vaticano . También plantea que las historias sobre esta silla de baño papal cayeron en desuso porque, como señalaron algunos escritores en el siglo XVI, los papas de la época tenían tantos hijos ilegítimos que nadie dudaba de su género.

Se podría suponer fácilmente que los papas posteriores habrían respirado aliviados al ser excluidos de tal prueba, si es que alguna vez fue una práctica real.

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