Los hombres con mayores ingresos no son más inteligentes. ¿Qué explica su éxito?

Un estudio sueco muestra que los hombres con mayores ingresos son un poco menos inteligentes que los que están justo debajo de ellos en la escala económica.

En las sociedades capitalistas, nos gusta pensar que las mayores recompensas son para las personas que más las merecen, es decir, las personas más inteligentes que trabajan más duro.





Un equipo de investigadores de instituciones de Suecia y los Países Bajos trató de averiguar si este es realmente el caso.

En su estudio, publicado a finales de enero en la revista European Sociological Review, investigaron cómo la capacidad cognitiva se correlacionaba con los ingresos anuales entre los hombres suecos.

Estudio sueco

Durante décadas, Suecia ha tenido un sistema de conscripción en el que los jóvenes se alistan para servir durante un año en las fuerzas armadas del país (En 2010, también se incluyeron mujeres). Como parte de sus pruebas de admisión militar, los reclutas completan un examen en profundidad de sus habilidades cognitivas.

Los investigadores utilizaron estos datos de 59.387 hombres que fueron evaluados durante 1971–1977 o 1980–1999 y los correlacionaron con sus ganancias anuales promedio futuras según lo informado en los datos del gobierno.

Como era de esperar, los investigadores encontraron que la capacidad cognitiva se correlacionaba fuertemente con mayores ingresos. Sin embargo, en la parte superior, correspondiente al 5% superior de los asalariados, la capacidad cognitiva tendió a estabilizarse e incluso a caer ligeramente.

Así lo resumieron los autores:

Más allá de cierto umbral salarial, tener un salario más alto ya no indica capacidad cognitiva.

Existen numerosas explicaciones potenciales para este hallazgo intrigante. Los investigadores mencionaron específicamente dos: la suerte y los recursos familiares.

Con suerte, uno piensa en el empresario de mucho tiempo cuyo producto de repente despega gracias al respaldo de una celebridad, o en la figura de los medios cuyo acto se vuelve viral, impulsándolo al estrellato. En cuanto a los recursos familiares, uno piensa en la riqueza heredada y las conexiones con otros que ya están en posiciones de altos ingresos.

Como escribieron los investigadores:

Se supone que las ventajas de clase y red de aquellos con antecedentes familiares de élite son fundamentales para obtener acceso a los trabajos más privilegiados y mejor pagados.

Los autores también notaron que los trabajos más exigentes desde el punto de vista cognitivo, que generalmente atraen a personas más inteligentes, no necesariamente pagan más. En los Estados Unidos, por ejemplo, a menudo se piensa que los maestros están mal pagados por lo que brindan.

El papel del lagom y la inteligencia emocional

Otro factor potencial es la ambición. Las personas con las capacidades cognitivas más altas, que ya tienden a ganar salarios bien pagados, podrían razonar que no necesitan trabajar más duro para obtener más dinero, especialmente si el esfuerzo adicional se produce a expensas del tiempo que dedican a amigos y familiares o a emprender pasatiempos agradables.

En Suecia, donde se llevó a cabo el estudio, en realidad existe una filosofía llamada lagom que fomenta «tratar de encontrar el equilibrio y la moderación en lugar de buscar constantemente más».

Investigaciones previas arrojan luz sobre otra razón por la que los más inteligentes no son necesariamente los mejor pagados: las personas más inteligentes a veces carecen de inteligencia emocional, “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de gestionar bien las emociones en nosotros mismos y en nuestras relaciones”.

Avanzar en tu carrera a menudo requiere ser querido por tus compañeros de trabajo y superiores tanto como sobresalir en tu trabajo.

Un par de conclusiones clave de la investigación actual: en primer lugar, si bien la capacidad cognitiva ciertamente te impulsa a obtener mayores ingresos, solo puede llevarte hasta cierto punto. En segundo lugar, las personas con mayores ingresos en la sociedad a menudo son reverenciadas, pero de ninguna manera son más inteligentes o merecedoras que el resto de nosotros.

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