Cuando se mencionan los depredadores, aquellos que infunden miedo en el reino animal, nuestra imaginación podría traernos imágenes de criaturas como el tigre, el león, el lobo o el oso. Y si nos trasladamos a las profundidades oceánicas, seguramente pensaríamos en un duelo de supremacía entre las orcas y el intimidante tiburón blanco.
Pero, dejando de lado la influencia del ser humano en la cadena alimenticia, un aspirante sorpresa al título de principal cazador global es una criatura con la que convivimos diariamente sin sentir temor: estamos hablando del gato doméstico.
Porque, más allá de ser ese ser apacible, estilizado e independiente que muchos tienen como mascota, el gato doméstico – Felis silvestris catus – es algo más que un simple compañero.
Considera al gato: un experto en mantener el equilibrio desde grandes alturas y un trepador de movimientos fluidos. Un cazador que espera en silencio y con determinación. Posee instintos imparables y reflejos incomparables. Es un ser que puede ser evasivo si la situación lo requiere, pero muestra un valor indomable cuando debe enfrentarse inevitablemente a un depredador de mayor tamaño, defendiéndose con sus diminutos aunque letales dientes y garras.
Equipados con sentidos finamente afinados, como una visión apta para la oscuridad, una audición precisa y bigotes altamente sensibles, estos felinos tienen la capacidad de localizar y seguir a sus presas de forma impresionante. En realidad, al ser cazadores tan versátiles que pueden atrapar desde ratones y conejos hasta reptiles, anfibios e incluso peces, es posible que los gatos tengan la lista de presas más diversa entre todos los depredadores. Son auténticos maestros en la lucha por la supervivencia.
La revertida naturaleza salvaje de los gatos domésticos
Desde que comenzamos a domesticar al gato hace milenios, este felino ha sido un compañero constante en nuestra travesía global, estableciéndose en casi todos los lugares imaginables.
Pero, a pesar de los 5.000 años de continuos intentos de domesticación, los gatos mantienen un instinto cazador innato y, en muchos casos, una independencia sorprendente de los humanos al adaptarse nuevamente al medio salvaje.
En zonas donde no existen depredadores nativos, especialmente en islas y archipiélagos, el rol de los gatos como principales cazadores se magnifica. Esto es justamente lo que abordan 5 investigadores vinculados al CSIC, al destacar el riesgo que representan los gatos para la biodiversidad de las Islas Canarias.
Un gato lleva consigo un Gallotia stehlini, una especie única de Gran Canaria.
Se cree que el Felis silvestris catus arribó a las Islas Canarias en el siglo XV, poco tiempo después de que los europeos tomaran control del archipiélago. Hoy en día, es común observar gatos domésticos con propietarios o aquellos sin hogar que son nutridos por individuos caritativos bajo el visto bueno de las autoridades locales.
Sin embargo, contrariamente a lo que muchos podrían pensar, gran parte de la población desconoce o incluso niega la presencia de gatos que han vuelto a sus instintos salvajes. Estos felinos han adoptado comportamientos propios de animales silvestres, viviendo sin la intervención humana.
Tal como señalábamos, muchos de estos felinos se mueven con sigilo y prefieren la oscuridad de la noche, siendo identificados frecuentemente por rastros como huellas, desechos o restos de sus presas. Son increíblemente adaptables, colonizando diversos entornos y cazando desde reptiles, aves y mamíferos hasta invertebrados, y en ocasiones peces y anfibios.
Los gatos asilvestrados, un desafío para el equilibrio natural
A escala global, los gatos han contribuido a la desaparición de 63 especies de vertebrados. En zonas insulares, han sido responsables del 14% de todas las extinciones de aves, mamíferos y reptiles y del descenso del 8% de las especies en grave riesgo. Entre estas, encontramos al chochín de Stephens – Traversialyalli -, la tórtola de Socorro – Zenaida graysoni -, que sobrevive en cautiverio; el paíño de Guadalupe – Oceanodroma macrodactyla -, y el ratón de la isla de Estanque – Peromyscus guardia -, que desapareció a causa de un único gato.
Estos felinos se consideran un grave riesgo para la biodiversidad, en particular en entornos insulares. De hecho, la UICN -Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza- los posiciona entre las 100 especies invasoras más problemáticas, razón por la cual el gobierno de Canarias los identifica como tal en su registro de biodiversidad.
En este contexto, aunque no aparecen de manera directa en la lista del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, los gatos son vistos como una especie invasora bajo dos circunstancias: cuando proliferan en islas costeras deshabitadas o cuando adoptan un comportamiento salvaje en entornos naturales.
La situación canaria
En las Islas Canarias, los gatos que han regresado a su naturaleza salvaje se encuentran en cada una de las islas, abarcando hábitats desde el litoral hasta altitudes superiores a 2.000 metros. En el pasado, también estuvieron presentes en los islotes de Alegranza y Lobos, aunque fueron eliminados hace algunas décadas. Su alimentación en este archipiélago es una de las más documentadas a nivel global, siendo objeto de estudios en diversas islas y contextos.
A pesar de algunas diferencias, su dieta principal incluye mamíferos introducidos como el conejo común – Oryctolagus cuniculus -, la rata negra – Rattus rattus – y el ratón casero – Mus musculus -. Pero también se alimentan de una amplia variedad de reptiles, aves e insectos.
Entre las presas avícolas se hallan especies únicas de la región, como el pinzón azul de Gran Canaria -Fringilla polatzeki-, el pinzón autóctono canario -Fringilla canariensis-, el mosquitero típico de Canarias -Phylloscopus canariensis-, la tarabilla canaria -Saxicola dacotiae- y el petirrojo local de Tenerife -Erithacus superbus-. También cazan aves marinas tales como el paíño europeo -Hydrobates pelagicus-, el petrel de Bulwer -Bulweria bulwerii- y la pardela norteña -Calonectris borealis-.
Cadáveres de aves marinas presas de gatos asilvestrados en el archipiélago canario.
En cuanto a los reptiles, se alimentan de lagartos, lisas y perenquenes propios del área. Es especialmente alarmante su impacto en los raros lagartos gigantes de El Hierro – Gallotia simonyi -, de La Gomera – G. bravoana – y de Tenerife -G. intermedia-, todos en situación crítica de extinción. De hecho, los gatos representan el principal riesgo para estas tres especies endémicas.
Retos con la recién instituida Ley de Protección Animal
Para proteger la fauna local, en Canarias se han llevado a cabo diversas acciones de gestión de gatos revertidos a su estado salvaje, especialmente en áreas de conservación crítica. No obstante, con la reciente Ley 7/2023 sobre el bienestar y derechos de los animales , que no diferencia entre gatos domésticos y asilvestrados, resultará complicado seguir con estas medidas de manejo, perjudicando así a muchas especies autóctonas.
Cabe mencionar que la conservación de la biodiversidad es primordial tanto a nivel nacional como europeo. Las principales regulaciones de la Unión Europea obligan a los estados miembros a proteger y mejorar las condiciones de las especies en peligro, gestionando las amenazas que enfrentan. Por esta razón, es crucial ajustar la ley respecto a los gatos asilvestrados del archipiélago cuanto antes.
También es vital recordar que los gatos domésticos influyen en la fauna de áreas urbanas y rurales. La implementación de colonias de gatos mediante captura, esterilización y liberación (CES) no solo no erradicará a los gatos callejeros, sino que atraerá más, empeorando la situación.
Entre leyes de bienestar animal y el imperativo ecológico, Canarias enfrenta el desafío de sus gatos asilvestrados.
Estas acciones también representan un riesgo sanitario. Por ello, es esencial designar áreas confinadas para alojar estas colonias, garantizando una gestión adecuada de estos animales y reduciendo su población.
Este texto es una versión adaptada de la columna firmada por expertos vinculados al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): Aurelio Martín, catedrático retirado de la Universidad de La Laguna; Juan Carlos Rando, académico de la Universidad de La Laguna; Félix M. Medina, biólogo del Cabildo de La Palma; Juan Luis Rodríguez Luengo, biólogo del Gobierno de Canarias y Manuel Nogales, especialista del IPNA-CSIC.