Todos los años con la llegada de septiembre llega el inicio del curso escolar y, con ello, se reabre el debate sobe si es necesario realizar una adaptación progresiva o si se debe cumplir la jornada completa desde el inicio de curso. Hoy hablamos con Paula Tirso, psicóloga infantojuvenil aquí en la Comunidad de Madrid, sobre la importancia o no de este periodo de adaptación en las escuelas y el efecto que tiene en los menores.
Periodo de adaptación
El inicio del curso tras el verano no deja de ser un cambio en los horarios y rutinas de los niños. Desde hace un tiempo las escuelas han optado por lo que se conoce como periodo de adaptación, que suele abarcar el mes de septiembre, y que Paula define como «ese periodo de transición entre la incorporación total al horario lectivo y el entorno familiar habitual». Durante el primer mes de curso, los colegios y escuelas infantiles suelen reducir el horario escolar de forma que el horario lectivo finaliza a la hora de comer. El objetivo de este periodo de adaptación, continúa la experta, suele ser «permitir la adaptación progresiva de los niños a la separación de los padres». Aunque las escuelas lo realizan de forma generalizada, Paula apunta que «no todos los niños necesitan este periodo de adaptación«.
Qué influye en que un niño o niña se adapte mejor al inicio del curso escolar
Dependiendo de la edad, el inicio del curso escolar suele presentar diferentes dificultades para cada niño. Es frecuente ver como los niños que acuden a Escuela Infantil se suelen enfrentar al primer día entre llantos. Paula explica que «estas reacciones emocionales en menores son normales y adaptativas. No se trata de ningún problema psicológico». Los expertos hablan de ansiedad por separación para referirse a este fenómeno y que podría describirse como la ansiedad «normal y esperable entre el año y los 5-6 años», según la psicóloga, cuando un menor es separado de sus padres. Sin embargo, para muchos niños y padres es un momento al que da miedo enfrentarse. Muchos padres se siente desbordados porque no saben cómo afrontar la situación y ayudar a sus hijos en estas circunstancias.
Recomendaciones de los expertos
Esta decisión de los centros escolares supone para muchos padres tener que adaptar su jornada laboral o buscar alternativas y ayuda externa para poder compatibilizar sus deberes laborales con los horarios que proponen los centros escolares. Para Paula «esta medida tiene ventajas e inconvenientes, por un lado, permite a los niños adaptarse de forma progresiva a algunos cambios, como los horarios o el entorno donde pasan mayor tiempo«. Esto, como indica la experta, tiene beneficios en menores a los que la adaptación a entornos o rutinas nuevas suele suponerles mucho malestar. Para Paula «es necesario ayudar a estos niños con medidas similares ya que, de otra manera, podrían asociar el entorno escolar con un lugar desagradable y estresante«. Sin embargo, concluye, «no es una medida infalible por sí sola«.
La experta apunta que es una medida «que no ha tenido en cuenta la difícil conciliación familiar que existe en este país y que impide a los padres poder ajustarse a los horarios de los hijos«.
Para finalizar, algunas recomendaciones que hace Paula para facilitar la adaptación de los niños al inicio escolar. En primer lugar, anticipar a los niños qué es lo que va a ocurrir y cuando. Paula explica que «como a los adultos, a los niños la incertidumbre puede causarles tensión. La novedad de la situación y el hecho de que hayan tenido lugar algunos cambios puede desencadenar sensación de inseguridad en ellos«. Algunas medidas como explicarles dónde van, cuánto van a estar ahí y quién irá a recogerles puede ayudarles a reducir esa incertidumbre.
Por otro lado, es conveniente iniciar el cambio de horarios y rutinas un par de semanas antes. La psicóloga explica que «si iniciamos el cambio de rutinas cuando aún están en un entorno amable (vacaciones, entorno familiar…) facilitamos que asocien esos cambios a algo positivo y, por otro lado, hacemos que ese cambio sea gradual». Por otro lado, validar sus emociones, es decir, explicarles que aquello que sienten es normal y que les comprendemos. Paula habla de ser modelos de los hijos. «Muchas veces los padres se sienten estresados ante este nuevo comienzo», comenta. «Una buena forma de enseñar a los hijos a enfrentar situaciones que les generan un poco de angustia, como ésta, es enseñarles con nuestro propio comportamiento, cómo hacemos frente a esa situación con confianza». Explicar a los hijos que los adultos también nos sentimos agobiados y sobrepasados por este nuevo comienzo pero que lo afrontamos con seguridad puede aportarles calma.
Como medida para reducir el miedo y que se sientan protegidos, «a algunos niños les funciona llevar consigo objetos que les sean familiares, como peluches o algún objeto de los padres».
Finalmente, explica que debe hacerse una exposición gradual y ser flexibles con ellos. «Lo mejor es ir acercando al niño a lo que será el curso escolar de una forma progresiva. Por ejemplo, hablar con los más pequeños de lo que sucederá durante el curso, qué actividades harán, quienes serán sus compañeros.. Y permitirles participar en la preparación del mismo (organizar mochilas, libros…)». Comenta la necesidad de ajustar esos días previos la rutina familiar a los nuevos cambios y ser flexibles si el niño necesita más tiempo para retomar el ritmo.
Periodo de adaptación, ¿necesidad o novedad?
Para concluir, el periodo de adaptación es una medida para poder hacer frente a una situación que para muchos niños puede ser estresante. Los expertos recomiendan, como pauta general, que la vuelta al colegio se realice aplicando las medidas comentadas y, solo si se percibe una dificultad excesiva al entorno escolar, donde predomina el malestar emocional, psicológico, se incluya una transición escalonada, con horarios adaptados o se adopten otro tipo de medidas, como indica Paula. Concluye explicando que «los niños son mucho más resilientes de lo que, en ocasiones, creemos los adultos y enfrentan las situaciones con mucha naturalidad si se les explica y se les ayuda a entender el por qué de los cambios».
En este sentido, es necesario estar atentos como padres a las señales que puedan indicar que el cambio está suponiendo un problema de ansiedad en los menores y, por tanto, que deba ser abordado. Algunas señales, indican los expertos, pueden ser un aumento de pataletas, mayor irascibilidad, llanto, problemas de insomnio o menor apetito, un aumento de negativismo (negarse a obedecer a los padres y a acceder a sus peticiones), verbalizaciones sobre miedo o inseguridad ante el cambio o un aumento de pesadillas, que hagan sospechar que para el niño este inicio de curso escolar está siendo todo un desafío.