La oveja Dolly: el legado de la primera clonación exitosa de un mamífero

La aparición del primer mamífero clonado a partir de una célula adulta se destacó como un acontecimiento trascendental en la biología.

La llegada de la oveja Dolly al mundo constituyó un suceso científico de gran renombre y debate, hasta tal punto que aún hoy, la sociedad está en constante lucha entre la ética y la ciencia a causa de ello.





Fue en 1996 cuando un equipo de científicos del Instituto Roslin de Escocia logró, por primera vez en la historia, clonar un mamífero a partir de una célula adulta. Este hito científico fue presentado al mundo el 5 de julio del mismo año.

La relevancia de este experimento radica en sus contribuciones al campo de la ingeniería genética, la disciplina que se enfoca en la alteración del ADN. Tras el nacimiento de Dolly, el concepto de clonación dejó de ser algo exclusivamente teórico para mucha gente.

Clonación previa a Dolly

Siempre ha habido variación genética y clonación en la naturaleza, incluso antes de la intervención humana consciente. Ejemplos de ello incluyen la reproducción sexual, que da lugar a variaciones genéticas aleatorias en las siguientes generaciones, o las bacterias, que se clonan a través de su división en dos células bacterianas idénticas.

Los biólogos habían identificado la existencia de la genética y su potencial de modificación mucho antes de realizar los primeros experimentos. De hecho, existen teorías sobre la herencia que datan de la antigua Grecia.

Mediante el estudio especializado de la genética y un conocimiento profundo del ADN, los genetistas descubrieron que su modificación también podía ocurrir artificialmente, mediante procesos como la transgénesis: transferencia de genes de un organismo a otro. Las primeras pruebas se realizaron en 1973 con bacterias por los científicos estadounidenses Stanley Cohen y Herbert Boyer.

Este hallazgo allanó el camino para el nacimiento de Dolly más de dos décadas después, a cargo del equipo de Ian Wilmut . Así, Dolly se convirtió en la primera clonación exitosa por transferencia nuclear de células somáticas adultas en mamíferos.

Un polémico suceso

El caso de la oveja Dolly generó gran interés en la sociedad, así como inquietudes y dilemas morales. ¿Podría clonarse un ser humano? ¿Qué implicaciones conlleva este proceso para el individuo clonado? ¿Dónde está el límite entre la ciencia y la experimentación con humanos y otros animales?

Estas y otras preguntas generaron tanta controversia que, en noviembre de 1997, la UNESCO tuvo que elaborar la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos, que prohíbe explícitamente la clonación humana. No obstante, desde entonces, los científicos han continuado con la clonación de otros mamíferos . El ejemplo reciente de la clonación del lobo ártico en China es un testimonio de ello.

Los avances en ingeniería genética y otras disciplinas de la biología y la química han perfeccionado la clonación, ofreciendo herramientas para el tratamiento de enfermedades mediante la clonación de células madre, que deben obtenerse de embriones humanos fecundados en el laboratorio.

Dado que el objetivo de esta técnica es médico, ha recibido menos críticas y, en general, no se considera que cruza los límites de la ciencia. Además, estos embriones no tienen el potencial de convertirse en personas, ya que carecen de los medios necesarios para su desarrollo.

¿Cuál fue el destino de la oveja Dolly?

¿Cuál fue el destino de la oveja Dolly?
Dolly, la primera oveja clonada en la historia, está expuesta en el Museo Nacional de Escocia.

Dolly, la célebre oveja clonada, vivió durante 6 años, alrededor de la mitad del tiempo de vida esperado de las ovejas de su raza. Durante su vida, tuvo un total de seis crías, lo que demuestra la fertilidad de los mamíferos nacidos por clonación.

Fue sacrificada después de que se descubriera que tenía una enfermedad pulmonar y también padecía de artritis. Sin embargo, nunca se confirmó si estas enfermedades estaban relacionadas con su estado de clon o si eran un suceso natural, dado que otras ovejas habían muerto por la misma enfermedad.

Una explicación plausible de su muerte prematura podría ser que, aunque solo tenía 6 años, las células de las cuales se creó Dolly eran adultas y, por lo tanto, su edad biológica era más avanzada, lo que podría haber causado un envejecimiento precoz.

Como homenaje a este logro científico, el cuerpo disecado de Dolly se encuentra en el Museo Nacional de Escocia.

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