De todas las enfermedades infecciosas que afectaron a España durante el siglo XX, la tuberculosis fue la más letal. Apodada «peste blanca», alcanzó cifras alarmantes de entre 400 y 500 muertes por cada 100.000 habitantes, según los registros del Instituto Nacional de Estadística. Ni siquiera los numerosos sanatorios creados durante el franquismo, dentro del Plan Nacional de Erradicación de la Tuberculosis, lograron resultados significativos para reducir los casos.
Hoy, con España situada entre los 10 países con sistemas sanitarios más eficientes, poco se recuerda aquella época en la que contraer tuberculosis no solo era sinónimo de muerte, sino también de exclusión social. Sin embargo, desde el inicio del siglo XXI, la perspectiva sobre esta enfermedad ha cambiado: los avances tecnológicos y sociales han convertido a la tuberculosis, en pleno 2024, en una afección tanto prevenible como tratable.
Sin embargo, la situación de la tuberculosis en España no es aplicable al resto del mundo. Según los últimos informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo en el año pasado 1,25 millones de personas fallecieron debido a esta enfermedad, lo que deja claro que, aunque se han logrado reducir notablemente los casos en las últimas décadas, la erradicación aún está lejos de alcanzarse.
En noviembre de 2024, el Servicio Extremeño de Salud informó sobre tres casos confirmados en un colegio de Badajoz, en Extremadura, lo que activó los protocolos de vigilancia epidemiológica. Lejos de causar alarma, este hecho demuestra que el sistema de prevención y control sigue funcionando de manera eficaz.
¿Qué es la tuberculosis? Una enfermedad marcada por desigualdades
Se estima que cerca de una cuarta parte de la población mundial ha estado en contacto con el bacilo de la tuberculosis (Mycobacterium tuberculosis), identificado por primera vez en 1882 por el médico alemán Robert Koch. Aun así, solo entre un 5% y un 10% de las personas infectadas desarrollan síntomas o enferman.
Esta bacteria afecta principalmente a los pulmones y se transmite entre humanos a través de partículas expulsadas al toser, estornudar o incluso hablar, de manera similar a infecciones como el Covid-19. Una vez contraída, los síntomas principales incluyen:
– Tos persistente
– Dolor torácico
– Fatiga generalizada
– Pérdida de peso
– Fiebre
A pesar de todo, la tuberculosis puede prevenirse mediante medidas de higiene y es curable si se diagnostica y trata a tiempo. El tratamiento, basado en antibióticos de larga duración (entre 4 y 6 meses), debe ser administrado con rigor para evitar la resistencia de los bacilos a los fármacos, según subraya la OMS.
El impacto de la tuberculosis va más allá del ámbito médico, destacándose también su dimensión social. Aunque esta enfermedad sigue presente en todo el planeta, más del 80% de los casos y muertes ocurren en países con ingresos bajos o medios, donde los factores socioeconómicos agravan su impacto. Además, la combinación de tuberculosis con infecciones por VIH eleva significativamente el riesgo de mortalidad.
Estrategias para erradicar la tuberculosis
El reciente brote detectado en España plantea la pregunta: ¿qué medidas están en marcha para frenar el avance de esta enfermedad tanto a nivel nacional como global? Un dato alentador es que los esfuerzos realizados desde el inicio del siglo han salvado alrededor de 79 millones de vidas, aunque los expertos coinciden en que queda mucho por hacer.
La erradicación de enfermedades como el sida, la malaria y la tuberculosis forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados para 2030. En la última cumbre de alto nivel de las Naciones Unidas, se determinó que serían necesarios 22.000 millones de dólares anuales para cubrir aspectos clave como la prevención, el diagnóstico y el tratamiento, con una revisión de los avances prevista para 2027.
En el caso de España, el compromiso contra la tuberculosis sigue siendo firme. Siguiendo las directrices de la OMS, el país cuenta con un sólido Plan para la Prevención y Control de la Tuberculosis, que garantiza la provisión gratuita de medicamentos a los pacientes y promueve campañas de información y concienciación para eliminar tanto la enfermedad como el estigma asociado a ella.