La úlcera de Buruli y sus devastadores efectos en la piel

El primer caso de úlcera de Buruli en una persona española nos lleva a querer aprender más sobre esta enfermedad, la cual es característica principalmente de climas tropicales.

La úlcera de Buruli no es común en España, pero es bien conocida en 33 países con climas tropical, subtropical y templado, especialmente en África, Sudamérica y el Pacífico Occidental. Sin embargo, recientemente, la bacteria causante de esta enfermedad ha sido noticia en España por primera vez, luego de que una bióloga se contagiara durante su trabajo en las selvas de Perú.





La mujer, identificada como Patricia Casas, ha compartido su experiencia al diario El País . Describe los efectos de la bacteria como similar al mordisco de un tiburón. Aunque, en realidad, su infección no es tan grave como la causada por otras bacterias conocidas como devoradoras de carne.

El tratamiento para la úlcera de Buruli incluye combinaciones de antibióticos. Sin embargo, si no se trata a tiempo o si hay una coinfección con otros patógenos, puede provocar deformidades importantes, desfiguración facial o incluso afectar los huesos.

Los orígenes de la úlcera de Buruli

Esta enfermedad fue descrita por primera vez en 1897 por el médico Sir Albert Cook , aunque en ese momento no se identificó como úlcera de Buruli. Cook estaba tratando pacientes en Uganda y registró en sus diarios médicos varios casos de úlceras que hoy se sabe que corresponden a esta afección.

Más tarde, en 1948, el científico australiano Peter MacCallum y su equipo describieron la enfermedad de manera más precisa, y por primera vez aislaron la bacteria causante: Mycobacterium ulcerans .

Los primeros casos detectados por MacCallum ocurrieron en la región de Bairnsdale, cerca de Melbourne, Australia. Por ello, en algunas partes de Australia, la enfermedad aún se conoce como úlcera de Bairnsdale. Sin embargo, en los años 60 se identificaron numerosos casos en el condado de Buruli, en Uganda, lo que llevó a que la enfermedad fuera nombrada definitivamente como úlcera de Buruli.

¿Cómo se manifiesta la enfermedad?

La bacteria que causa la úlcera de Buruli pertenece a la misma familia que las responsables de la lepra y la tuberculosis , pero tiene síntomas propios. Inicialmente, se caracteriza por la aparición de una hinchazón o placa indolora, que gradualmente se convierte en una úlcera.

Es esencial que los médicos estén bien preparados para diferenciar estas úlceras de las causadas por otras enfermedades. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud advierte que puede confundirse con úlceras causadas por la diabetes, la leishmaniasis, la insuficiencia arterial o venosa, o la infección por la bacteria Haemophilus ducreyi .

Los médicos en los países afectados están altamente capacitados para distinguir la úlcera de Buruli, lo cual es crucial, ya que si no se diagnostica a tiempo, puede llegar a afectar los huesos y causar malformaciones.

La velocidad con la que la enfermedad avanza puede variar dependiendo de la gravedad del caso. La úlcera de Buruli se clasifica en tres categorías distintas. La primera incluye casos con una lesión pequeña, de menos de 5 centímetros de diámetro. La segunda abarca lesiones entre 5 y 15 centímetros, ya sea una placa no ulcerosa o ya ulcerosa con edemas. Finalmente, la tercera categoría, la más grave, incluye lesiones de más de 15 centímetros de diámetro, donde puede haber afectación articular.

Los enigmas que rodean a la úlcera de Buruli

El mayor misterio de la úlcera de Buruli es su modo de transmisión, que aún no se comprende completamente. La única certeza es que la bacteria, una vez en el tejido subcutáneo, libera una toxina que causa la ulceración. Sin embargo, cómo llega la bacteria a dicho tejido sigue siendo desconocido, aunque muchos científicos sospechan que los insectos podrían ser vectores del patógeno.

Recientemente, un equipo de científicos australianos publicó los resultados de una investigación realizada en la península de Mornington, en Melbourne, uno de los lugares con mayor incidencia de úlcera de Buruli. Ante la sospecha de que la enfermedad fuese transmitida por mosquitos, capturaron 65.000 de estos insectos y realizaron pruebas genómicas, encontrando la presencia de M. ulcerans en mosquitos de la especie Aedes notoscriptus.

Aunque se ha identificado el vector, aún se desconoce el reservorio. Sin embargo, se sospecha que algunas especies de insectos acuáticos del orden de los hemípteros podrían transmitir la enfermedad.

Hasta que no se comprenda completamente, la prevención seguirá siendo complicada, por lo que la detección temprana es fundamental, según la OMS. Conocer el origen es vital para la prevención y el control, especialmente dado el posible aumento de enfermedades transmitidas por insectos debido al cambio climático. Es crucial estar preparados para enfrentar estos desafíos.

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