Este fenómeno, conocido como el solsticio de invierno, marca el inicio del invierno cada año y tiene un significado astronómico y cultural profundo. En el hemisferio norte, y particularmente en España, este evento sucede alrededor del 21 de diciembre, aunque la fecha puede variar ligeramente.
Para el año 2023, el invierno comenzará el 22 de diciembre a las 4:27 de la mañana, de acuerdo con el Observatorio Astronómico Nacional . Durante este momento, el Sol pasa por el trópico de Capricornio, al sur del ecuador celeste, marcando el día más corto del año y la transición del otoño al invierno.
Diferencias entre solsticio y equinoccio
La principal diferencia entre un solsticio y un equinoccio reside en su naturaleza astronómica. Mientras que los solsticios (de invierno y de verano) se caracterizan por ser los momentos en que el Sol está en su punto más alto o más bajo en declinación angular con respecto al ecuador terrestre, los equinoccios (de primavera y otoño) se dan cuando el Sol se encuentra directamente sobre el ecuador, resultando en días y noches de duración casi igual.
Durante el solsticio de invierno, el Sol llega a su declinación máxima hacia el sur (-23º 27′), lo que da lugar al día más corto del año en el hemisferio norte.
El comienzo del invierno y los cambios en la luz solar
El solsticio de invierno no es solo un marcador en el calendario que indica el comienzo del invierno, sino que también refleja un punto de cambio importante en la relación entre la Tierra y el Sol. Este suceso, que tiene lugar alrededor del 21 o 22 de diciembre en el hemisferio norte, conlleva una alteración notable en la duración del día, con implicaciones significativas tanto en el campo astronómico como en nuestra vida cotidiana.
En el solsticio de invierno, el polo norte terrestre se inclina alejándose del Sol, provocando el día más corto y la noche más larga del año en el hemisferio norte. En este momento, el Sol parece estar en su punto más bajo en el cielo al mediodía, coincidiendo con su máxima declinación hacia el sur en la esfera celeste.
Después del solsticio de invierno, la inclinación de la Tierra empieza a cambiar respecto a su posición en la órbita solar. Conforme la Tierra avanza en su trayectoria elíptica, el hemisferio norte comienza a inclinarse paulatinamente hacia el Sol. Esto conduce a un aumento gradual en la duración del día y una reducción correspondiente de la noche.
Este proceso es progresivo, y con cada día que pasa desde el solsticio de invierno hasta el solsticio de verano, los días se alargan un poco más, alcanzando su duración máxima en el solsticio de verano, cuando el polo norte está más inclinado hacia el Sol.
Las variaciones anuales y su efecto en nuestro día a día
La llegada del invierno puede oscilar entre el 20 y el 23 de diciembre, aunque en las primeras décadas del siglo XXI, suele ser entre el 20 y el 22. Esta fluctuación se debe a la interacción del calendario, que incluye años bisiestos y no bisiestos, con la duración del recorrido de la Tierra alrededor del Sol.
Asimismo, en el solsticio de invierno, España registra temperaturas promedio cercanas a los 8°C, y es la época del año con mayor pluviosidad en varias regiones. Estas condiciones climáticas afectan considerablemente las actividades cotidianas y el estilo de vida de la población.
Las variaciones en la longitud del día y de la noche son una demostración impresionante de los ciclos naturales de la Tierra, y tienen un impacto notable en el medio ambiente y en los seres vivos. Influencian los patrones de comportamiento en distintas especies, como las migraciones de aves, los periodos de hibernación en animales y los ciclos de crecimiento de las plantas.
Para los seres humanos, el cambio progresivo en la duración del día repercute en áreas como la agricultura y el consumo de energía, y también presenta efectos psicológicos, influenciando el ánimo y los ritmos circadianos de las personas.
El solsticio de invierno trasciende su importancia astronómica para convertirse en un acontecimiento cultural y social de gran relevancia. Este evento, lleno de significado y belleza, nos hace reflexionar sobre la extraordinaria armonía del universo y nuestra ubicación en él. Con el progresivo alargamiento de los días, nos preparamos para recibir los cambios y retos que cada nueva estación nos presenta.