¿Por qué se usa el término ‘gatos’ para referirse a los madrileños?

Los apodos a un gentilicio entero suelen ser más comunes de lo que se piensa. Así como a los malagueños se les llama “boquerones”, a los madrileños se les conoce como “gatos”.





Es normal que los visitantes queden sorprendidos y no sepan de qué se está hablando o a qué se está refiriendo una persona cuando llama “gato” a otra. Pero lo más peculiar es que, de hecho, no todos los madrileños saben el porqué de este sobrenombre.

UN ÁGIL SOLDADO

Para averiguar el verdadero origen de este término hay que retroceder mucho en la historia hasta llegar a la Edad Media.

En esa época, por allá por el año 852, un joven llamado Muhammad I, hijo del emir Abderramán II, decidió construir una enorme muralla en las tierras que hoy conocemos como Madrid.

Esta gran pared de piedra, que rodeaba el Valle del Manzanares y la Sierra de Guadarrama, estuvo situada donde hoy se ubican la Catedral de la Almudena y la calle mayor. Dentro edificaron una ciudadela y una mezquita, a la que nombraron “Almudaina”.

Los musulmanes habían construido su fortaleza y para ese entonces Madrid estaba bajo su dominio y recibía el nombre de “Mayrit”, que significaba tierra rica en aguas. Esta zona era de vital importancia estratégica para la época, no en vano en ella se erigió la que hoy en día es la capital del país.

Mayrit, por supuesto, chocaba con los planes de expansión y conquista de los monarcas españoles, cuyos ejércitos cristianos parecían no poder hacer mucho frente al poder de los musulmanes.

Vestigios de la muralla musulmana junto a la Cuesta de la Vega
Vestigios de la muralla musulmana junto a la Cuesta de la Vega.

Fueron muchos los intentos de conquista a Mayrit por parte de los españoles. Fernán González fue uno de los primeros que lo intentó, pero no logró traspasar la muralla, lo mismo que Ramiro II de León.

En 1803 las tropas de Alfonso VI tenían un objetivo: reconquistar Toledo. Pero primero había que ocuparse de Mayrit.

Pero las inquebrantables paredes de la muralla quedaron indefensas ante un joven y valiente soldado, quien un día de mayo decidió escalar la fortaleza de 12 metros de altura con nada más que una daga en su mano, y con la agilidad de un gato arrancó la bandera árabe y la sustituyó con la cristiana, dando paso a sus tropas para dar un ataque sorpresa y vencer al enemigo.

Según la historia, se dice que el propio rey Alfonso exclamó: “parece un gato”, cuando vio al soldado trepar la muralla.

Todos comenzaron a llamarlo gato, y no solo eso, con el tiempo el apodo se transfirió a los miembros de su familia y hasta se convirtió en un apellido usado por los más ilustres de la ciudad.

Otra teoría apunta también en la Edad Media en la que se decía que las personas tenían que pagar una especie de impuesto o peaje para atravesar las puertas de la ciudad. Y como siempre, tenían que existir los evasores, quienes trepaban las murallas sigilosos como gatos para no tener que pagar la suma.

LA ACTUALIDAD DE LOS GATOS MADRILEÑOS

Con los años, el apodo gato ya no se asociaba más al soldado valeroso, sino que comenzó a emplearse para referirse a las personas nacidas en Madrid. Pero hay que aclarar que no basta con haber nacido en Madrid para ganarse el apodo, sino que varias generaciones de la familia tienen que ser madrileñas.

Café de Fornos, histórico escenario de tertulias literarias
Café de Fornos, histórico escenario de tertulias literarias.

No se especifica cuántas generaciones son necesarias, pero comúnmente  basta con los abuelos y los padres.

Si bien hay muchas teorías, que no han podido comprobarse, lo cierto es que a todos los que nacen y tienen linaje madrileño se les llama gatos.

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