Cada año, más de 8 millones de personas pierden la vida debido al tabaquismo, de las cuales alrededor de 1,2 millones fallecen por la exposición al humo de segunda mano, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este hábito está directamente relacionado con enfermedades respiratorias, cardiovasculares y varios tipos de cáncer, siendo el de pulmón uno de los más comunes.
A pesar de los esfuerzos internacionales para reducir su incidencia a través de regulaciones, impuestos elevados y campañas de sensibilización, el tabaquismo continúa siendo una preocupación de salud pública. En diversas regiones, las tasas de consumo siguen siendo elevadas, influenciadas por factores como la accesibilidad económica de los productos de tabaco y la falta de información sobre sus efectos nocivos.
La plataforma Our World in Data ha elaborado un mapa interactivo que muestra el porcentaje de fumadores en cada país y cómo ha evolucionado esta cifra en las últimas dos décadas. Según un informe publicado por 20 Minutos en 2023, Nauru, un pequeño estado insular en el Pacífico, encabeza la lista con una tasa de tabaquismo del 48,5 %.
Llama la atención que esta nación también presenta la mayor proporción de población con obesidad en el mundo. Tras Nauru, se encuentran Myanmar con un 44,1 % y Kiribati con un 40,6 %. En el extremo opuesto, algunos países africanos registran niveles de consumo inferiores al 5 %.
Según los datos globales más recientes de 2020, Ghana es la nación con la tasa de fumadores más baja, situándose en un 3,5 %, seguida de Nigeria con un 3,7 % y Panamá con un 5 %.
En cuanto a España, el 27,7 % de los adultos fuman en la actualidad, una cifra que ha descendido notablemente desde el año 2000, cuando el porcentaje alcanzaba el 36,8 %.
A pesar de los avances en la reducción del consumo de tabaco en algunos países, estos datos reflejan que aún queda un largo camino por recorrer en la lucha contra el tabaquismo. La implementación de políticas más estrictas, la educación sobre sus riesgos y el acceso a tratamientos para dejar de fumar siguen siendo claves para disminuir su impacto en la salud pública. Mientras tanto, la disparidad en las tasas de consumo a nivel mundial demuestra la necesidad de enfoques adaptados a cada región para lograr un futuro con menos fumadores.