Su utilización la tenemos tan interiorizada que quizás poco o nada pensamos en ello: cuando necesitamos apuntar la lista de compra, una fórmula, una dirección o incluso para firmar, necesitamos hacernos con un bolígrafo. No obstante, como muchas cosas, no siempre lo hemos tenido con nosotros. Desde tiempos primitivos, en los que la humanidad ya quería dejar pruebas por escrito de su existencia, se han empleado distintos objetos: cálamos, plumas de aves, cinceles o estilos (punzones de marfil o huesos).
Por supuesto, la creación del bolígrafo ha hecho mucho más fácil las cosas. Si tienes uno a la vista, podrás detallar su mecanismo: básicamente está compuesto por un tubo plástico o metálico que deposita tinta y que, en su punta alberga una diminuta bola (la razón de llamarlo boli) que controla el flujo saliente de tinta hacia el papel. Su estructura parece muy simple, pero ha necesitado varias décadas de desarrollo y fue por allá en el siglo XIX cuando su surgió su invención.
Pero, ¿de quién fue la idea? La atribución de este invento parece algo confusa. En realidad, la mayoría concuerda en que el bolígrafo fue inventado por el periodista húngaro Ladislao José Biro (nacionalizado argentino), aunque su idea tuvo origen unos años atrás.
UN PRIMER INTENTO
Resulta que en 1888, el abogado e inventor estadounidense John Laud instaló una pequeña bola de acero giratoria en un tubo intentando hacer un instrumento de escritura que pudiera escribir en productos de cuero. En la patente, señaló:
Mi invención consiste en un depósito o una pluma estilográfica mejorada, especialmente útil, entre otros fines, para marcar superficies rugosas, como madera, papel de envolver grueso y otros artículos en los que no se puede utilizar una pluma corriente.
Si bien su invento servía para marcas superficies ásperas como el cuero, tal como lo había planeado inicialmente, resultó ser muy tosco para la escritura de cartas. Así entonces, sin viabilidad comercial, el potencial de su instrumento quedó sin explotar y la patente terminó caducando, lo que nos remite de nuevo a Biro.
LA ESFEROGRÁFICA
El periodista húngaro, por su profesión y su condición de zurdo, nunca había estado conforme con el sistema de la pluma, dado que se trataba de un objeto diseñado para diestros, lo que le implicaba mancharse al usarlo.
Antes de presentar el primer prototipo en 1931, Biro pasó un tiempo desarrollando un modelo mejorado de la pluma que evitaba el atasco de la tinta. Al parecer, cualquier día, mientras veía jugar a unos niños con una pelota, observó cómo esta marcaba una línea sobre el suelo tras atravesar un charco. Así surgió su inspiración. Fabricó entonces una pequeña bola que con los años se ha ido perfeccionando (indudablemente era lo más complejo del invento) y de esta manera creó el instrumento de escritura que tenemos ahora mismo a la mano. Ese año, durante una feria en Budapest, llevó a cabo la presentación del prototipo el cual patentó y bautizó en un comienzo como ‘esferográfica’, pero no llegó a comercializarlo.
EL DESARROLLO Y PERFECCIONAMIENTO DEL BOLÍGRAFO
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Biro, forzado a salir de Hungría, tomó rumbo hacia Argentina en compañía de su hermano Gyorgy y un socio de los dos, Juan Jorge Meyne. Una vez en Buenos Aires, reanudaron su trabajo para mejorar el prototipo del bolígrafo: crearon la compañía Biro Meyne Biro y, en un garaje con 40 trabajadores y escaso presupuesto, finalmente lanzaron al mercado su producto, el cual llamaron Birome (por los apellidos).
El mecanismo del bolígrafo requería mayor perfección. Aunque hoy parezca algo muy sencillo, la verdad es que su fabricación presentaba ciertos problemas: no era fácil crear bolas de tan diminuto tamaño e instalarlas en un tubo con tinta (que además no podía ser ni muy líquida ni muy densa).
En la década de 1940 vendieron su primera licencia de la esferográfica a la estadounidense Eversharp, y en la siguiente década, la compañía francesa Société Bic adquirió también el modelo. Seguramente habría que agradecerle mucho a Bic, pues logró popularizar y generalizar su uso con modelos como el Bic Cristal, que según la marca, su tinta alcanza para escribir el equivalente a la distancia de un kilómetro.
En la popularización de este grandioso invento también contribuyeron los artistas del siglo XX. Uno de ellos fue el ilustrador estadounidense Andy Warhol, pero quizás el más reconocido es el pintor coreano Il Lee, quien produce obras desde 1980 haciendo uso únicamente del bolígrafo.
OTROS INVENTOS
Ladislao José Biro nació un 29 de septiembre, y es ese día que Argentina celebra el día del inventor en su honor. Además del bolígrafo, Biro también creó otros mecanismos como el lavarropas (presuntamente fabricado por su esposa Elsa Schick), un perfumero (con el mismo principio que el bolígrafo, aplicado luego a los desodorantes a bolilla), una caja de cambios automática mecánica (cuya patente fue adquirida por GM), un termógrafo clínico, entre otros.