El Triángulo del Arte del Prado, donde se concentra el patrimonio pictórico cultural más importante del país, toma su nombre a partir de la inauguración de este museo, que vino a llenar un importante vacío en cuanto a la representación de las más notables corrientes europeas.
El Museo Thyssen-Bornemisza alberga cerca de 1.000 obras, creadas por 631 autores de diversos movimientos artísticos europeos de los siglos XVIII, XIX y XX. Entre ellos destacan los impresionistas y postimpresionistas, ya que, considerando únicamente a los ocho más renombrados pintores de estas dos tendencias, se pueden admirar a 32 de sus cuadros.
Adicionalmente, apenas se accede al amplio hall de entrada del museo, resalta la creación del que ha sido calificado como el postimpresionista padre de la escultura moderna: Auguste Rodin (1840-1917). Este artista, a través de sus cuatro piezas: La muerte de Atenas; Cristo y la Magdalena; El sueño; y El nacimiento de Venus, rememora a quien representa el origen de la pinacoteca.
UNA COLECCIÓN PRIVADA A LO LARGO DE TRES GENERACIONES
Los principios del Museo se remontan al alemán August Thyssen (1842-1926), empresario muy exitoso en el entorno industrial desde el siglo XIX, quien conoció de cerca a Rodin y, quedando impresionado con su obra, le encargó varias esculturas para adornar su castillo medieval ubicado en Landsberg (Alemania). Este hecho, por otra parte, hizo que se despertara su idea de adquirir cuadros de pintores famosos.
La colección se fue enriqueciendo según era heredada, hasta llegar a Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza (1921-2002), hombre de negocios como su abuelo, que tuvo interés en exponer la colección en Europa. Debido a la influencia de su esposa, Carmen Cevera de Thyssen-Bornemisza (1943), de nacionalidad española, así como por la oferta que le hiciera el país al concederle un punto único por su entorno cultural, en el año 1992 se inaugura el museo.
¨VIE BOHÈME¨ EN MADRID
La pinacoteca se instala en lo que fue el palacio de los duques de Villahermosa, quienes habían comprado la propiedad en 1777 para estar cerca del Palacio del Buen Retiro, donde vivía el rey Felipe V luego de que en 1734 se hubiera incendiado el Alcázar. En el Palacio del Buen Retiro se hacían grandes bailes, y su estilo francés propiciaba un ambiente más acorde con el disfrute y la vida mundana.
Por su parte, los duques de Villahermosa embellecieron su residencia con todo el lujo posible, agregándole dos pisos al que originalmente tenía, y también la convirtieron en centro de reuniones y veladas, a las que asistía con asiduidad la crema y nata de la sociedad madrileña. Incluso, se dice que famosos pianistas europeos como Franz Liszt, dieron conciertos en la casa de los duques.
Pero, a partir de 1973 el edificio se transformó en entidad bancaria perdiendo todo su esplendor, hasta que la institución se declaró en quiebra en el año 1980 y pasó a manos del Estado, para ser reformado en 1992 como museo Thyssen-Bornemisza.
POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE EL IMPRESIONISMO
El Impresionismo es una de las corrientes artísticas más trascendentes. Es el cambio en la manera de ver y de pensar el mundo que se produce con el paso del siglo XIX al siglo XX, que cambiará todos los esquemas.
Se inicia en el año 1872 en Francia, con un cuadro de Claude Monet (1840-1926) que se llama “Impresión, Sol Naciente”. De ahí toma el nombre el movimiento, y por tal razón a este artista se le considera como su mayor exponente.
Lo más importante de esta tendencia es que la luz pasa a desempeñarse como el elemento primordial, y todo lo demás se desdibuja para convertirse en reflejo. Esto se corresponde con el pensamiento de que la realidad no es más que una apariencia: el reflejo de un instante por efectos de la luz.
Otros pintores clave del Impresionismo son: Auguste Renoir (1841-1919) y Edgard Degas (1834-1917), y posteriormente siguen los postimpresionistas imprescindibles tales como: Vincent van Gogh (1853-1890), Henri de Tolouse-Lautrec (1864-1901), Paul Gauguin (1848-1903) y Paul Cézanne (1839-1906).
Y de todos ellos existen 32 cuadros representativos en el Museo Thyssen-Bornemisza, que nadie debería dejar de admirar de vez en cuando.