El Metro de Madrid: tres estaciones repletas de historia

El Metro de Madrid fue uno de los primeros de Europa. Resulta apasionante hacer un recorrido por su historia, sobre todo porque sus estaciones son una crónica del tiempo, remontándose incluso a millones de años atrás.





El evento inaugural se llevó a cabo el 17 de octubre de 1919 -cuando el municipio de Madrid tenía menos de 751 habitantes- a partir de la ceremonia que se inicia con el viaje, por parte del rey Alfonso XIII y sus acompañantes, del trayecto que va desde Cuatro Caminos a Puerta del Sol, con un recorrido de seis estaciones y 3.5 kilómetros de distancia.

Para esta fecha, sólo existían trece sistemas de trenes subterráneos a nivel mundial y siete en Europa. El primero de todos en la historia fue el de Londres en 1863, y luego, en el continente europeo, le siguieron: Budapest (1896), Glasgow (1896), Paris (1900), Berlín (1902), Atenas (1904), Hamburgo (1912) y Madrid (1919).

En la actualidad, el Metro de Madrid se compone de 330 estaciones distribuidas a lo largo de doce líneas y un ramal. Cuenta con un total de 294 kilómetros de longitud, que lo coloca en la posición número ocho del mundo, y en la tercera de Europa después de Londres (402 km.) y Moscú (317.5 km.).

obras del metro en enero de 1919
Visita de las autoridades a las obras del metro en enero de 1919.

Remover el suelo de una ciudad significa descubrir épocas del pasado sepultadas. Y eso fue lo que pasó en Madrid, donde a salieron a flote testimonios insólitos y se tejieron algunas leyendas.

Cada estación del Metro de Madrid tiene su interesantísima historia, sin embargo, hay tres de ellas que no se pueden dejar de mencionar.

ESTACIÓN TIRSO DE MOLINA

Esta estación fue inaugurada en el año 1921 con el nombre de estación Progreso, por ubicarse debajo de la plaza que llevaba el mismo nombre. Antes de que fuera demolido en el año 1840, aquí estaba el Convento de La Merced, donde habitó durante muchos años fray Gabriel Téllez, famoso escritor del Barroco conocido por el seudónimo Tirso de Molina, que murió en 1645.

Estación Tirso de Molina
Estación Tirso de Molina.

Está documentado por un periodista de la época que, cuando se fue a construir la estación, aparecieron más de 200 cadáveres entre nichos ubicados en las paredes y lápidas en el suelo, pudiendo ser reubicados algunos huesos, aunque otros se mezclaron con la tierra de la obra por el mal estado en el que se encontraban.

Desde esta fecha, se dice que a partir de la medianoche pueden escucharse los gritos de aquellos que no tuvieron una sepultura digna.

ESTACIÓN ÓPERA

Ubicada debajo de la plaza Isabel II, en la zona más antigua de Madrid, se encuentra esta estación que comenzó a funcionar en 1925, y que debe su nombre al Teatro de la Ópera, antiguo Teatro Real.

Estación Ópera
Tren Serie 3000 en estación Ópera de la línea 2.

Sucedió que, en el año 2009, con motivo de algunas reformas, fueron halladas antiquísimas reliquias de cuando nació la ciudad de Madrid: una fuente, un acueducto y una alcantarilla, que surtían de agua al Palacio Real y sus alrededores, los cuales se han mantenido intactos y puede ser visitados en la estación.

Especialmente, la gran fuente es de muy vieja data. Se descubrió que era la antigua Fuente de los Caños del Peral, llamada así porque en los anales de la historia, existiendo referencias desde año 1263, había en aquel lugar un pródigo manantial que se encontraba debajo de un árbol de peras.

ESTACIÓN DE CARPETANA

Está ubicada en el distrito Carabanchel y fue abierta al público en el año 1983. Lo sorprendente de ella es que, cuando se comenzó a excavar la tierra, aparecieron más de 15.000 fósiles de animales que existieron hace 14 millones de años, muchos de los cuales ya están extinguidos, y que pueden ser observados en el museo arqueológico de la Carpetana.

Estación de Carpetana
Estación de Carpetana.

Las características de estos restos han permitido comprobar que, en aquella época, como toda la península Ibérica, Madrid era una tierra árida y desértica, donde vivían animales tales como mastodontes, rinocerontes y tigres de sable, que probablemente buscaban el agua fresca del río Manzanares.

Otras historias del metro de Madrid, como el caso de las estaciones Príncipe Pío, Goya, Velázquez, Chamberí, Sol y Atocha, merecen ser recordadas. Pero será en el próximo viaje.

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