Una de las obras de arte madrileñas que, sin duda alguna, capta la atención de locales y visitantes está situada en el famoso Parque del Retiro, lugar que también viene a ser una de las principales atracciones turísticas de la ciudad.
Se trata nada más y nada menos que de una escultura del ángel rebelde que fue expulsado del cielo y a quien, según el cristianismo, conocemos como Lucifer.
La Estatua del Ángel Caído es la obra más emblemática de Ricardo Bellver, un escultor y académico español, que inspirado en el poema El Paraíso Perdido de John Milton comenzó su creación en 1877, y la cual lo hizo merecedor de la Medalla de Primera Clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1878.
DE YESO A BRONCE: LA HISTORIA DEL ÁNGEL CAÍDO DE BELLVER
La historia del Ángel Caído inicia durante el tercer año de Bellver como pensionado de la Academia de Bellas Artes de Roma, precisamente en 1877.
Originalmente la estatua de 2,65 metros de alto fue realizada en yeso, pero fue tal su éxito en la Exposición de Bellas Artes que el Estado la adquirió por 4.500 pesetas para exhibirla en París durante la Exposición Universal de 1878.
El único problema es que en esa Exposición solo se admitían esculturas de mármol y bronce; sin embargo, eso no fue un impedimento. Ya en París, el taller Thiebaut-Fils se encargó de fundirla en dicho metal, gastos que fueron costeados en su totalidad por el mismísimo rey Alfonso XII.
Tras finalizar dicho evento, la escultura volvió a España para formar parte del extinto Museo Nacional de la Trinidad, con sede en el antiguo convento madrileño de la Trinidad Calzada en la calle Atocha, y que sirvió para alojar las obras de la desamortización de Mendizabal.
Disuelto el Museo de la Trinidad, el Ángel Caído pasó a formar parte del Museo Nacional del Prado, uno de los más importantes del mundo. Pero este no sería el lugar de descanso final de la estatua, ya que en octubre de 1879 Benito Soriano Murillo, director del recinto en esa época, consideró que la obra luciría mucho mejor si era expuesta al aire libre.
En una carta escrita a la Dirección General de Instrucción Pública, expuso lo siguiente:
(…) la estatua del Ángel Caído, por lo atrevido de su composición, tal vez no produzca todo el efecto apetecido, encerrada cual está en los estrechos límites de una sala (….).
Las palabras de Soriano convencieron y la estatua fue transferida como un regalo del museo al Ayuntamiento de Madrid para que fuera expuesta en un sitio público a la vista y para el deleite de todos.
El lugar escogido fue el Parque del Retiro, donde antiguamente funcionó la Fábrica de Porcelanas de la China.
No obstante, era necesario crear un pedestal sobre el cual pudiera descansar el Ángel Caído. Fue entonces en 1880 cuando Francisco Jareño, quien era arquitecto del Ministerio de Fomento, puso manos a la obra para construir no solo el pedestal octogonal sino una fuente a su alrededor.
La estructura, realizada en granito, bronce y piedra, encajó perfectamente con la estatua; pues el diseño incluyó unas lúgubres cabezas por donde sale el agua de la fuente.
Finalmente en 1885 fue inaugurado formalmente el conjunto donde, hasta hoy en día, se mantiene la inquietante figura del Ángel Caído de Bellver. Todo el monumento mide 10 metros de largo, 10 de ancho y 7 de alto.
UNA ALTURA MISTERIOSA
Una de los enigmas que envuelve a la estatua del Ángel Caído es su peculiar altura. Está situada exactamente a 666 metros sobre el nivel del mar, que se conoce como el número de la bestia y que el cristianismo asocia con mal y caos.
Otro misterio que rodea el monumento es la supuesta congregación de personas para la realización de fiestas o rituales satánicos con el fin de alabar al demonio. Inclusive se tuvo que aumentar la presencia policial para evitar este tipo de reuniones.
Con historias siniestras, o no, el Ángel Caído es una obra que vale la pena ver y uno de las principales atractivos del Parque del Retiro.