Más allá de los mitos: la verdad sobre lobos, toros y otras curiosidades del reino animal

En la cultura popular, existen muchas creencias profundamente arraigadas sobre los animales que, en realidad, no reflejan la verdadera naturaleza de estas criaturas. A continuación, te presentamos algunos ejemplos.

Cuando pensamos en un lobo, es probable que nos imaginemos la figura de uno de estos majestuosos cánidos aullando hacia la luna. Por otro lado, cuando hablamos de abejas, es casi inevitable asociarlas con la producción de miel, al igual que un torero no se atrevería a enfrentarse a un toro con un capote de un color que no fuera rojo…





Estas son creencias que han calado profundamente en la cultura popular, muy posiblemente debido a la gran influencia de la literatura, el cine y la televisión. Sin embargo, en la vida cotidiana, la realidad suele ser mucho menos romántica.

Los lobos no aúllan a la luna

Los lobos no aúllan a la luna
Imagen generada con la ayuda de inteligencia artificial de DALL-E y ChatGPT.

En muchas áreas boscosas del noreste de la península ibérica , es común escuchar el característico aullido del lobo ibérico, un sonido envolvente que parece intensificarse durante las noches de luna llena. Pero, ¿es realmente así? Según Barry López, un experto en comportamiento animal, en su libro From Wolves to Men (De lobos a hombres), se ha especulado más sobre la naturaleza y el propósito del aullido del lobo que sobre cualquier otro sonido animal. Este aullido nos resulta tanto extraño como fascinante, generando un halo de misterio y atracción. Por esta razón, solemos vincularlo con la luna, lo que le confiere un aire místico.

No obstante, ¿qué hay de cierto en esta asociación entre el lobo y el satélite terrestre? En realidad, nada. Los lobos no aúllan a la luna. Entonces, ¿por qué hacemos esta conexión? Es porque su actividad se incrementa al amanecer o al anochecer, y suelen ser más activos durante las noches de luna llena. Además, no es cierto que oigamos el aullido de un solo lobo, ya que estos animales son gregarios y viven en manadas de hasta 10 individuos. La comunicación es vital para ellos, y cada aullido tiene una tonalidad única que lo distingue de los demás: algunos son planos, otros monocordes, o de baja frecuencia…

Es algo parecido a nuestras voces. Los biólogos han identificado una amplia variedad de posibles funciones para estos aullidos: desde reunir a la manada, atraer a una pareja, marcar territorio, ahuyentar a enemigos, dar la alarma, o simplemente comunicar su ubicación. Tampoco es cierto que aúllen constantemente, ni todos los días, ni en todas las épocas del año. Además, no todas las manadas o individuos solitarios tienen la misma disposición para comunicarse. Por ejemplo, se sabe que los lobos aúllan para coordinar la caza, comunicarse durante la época de celo o informar a la manada sobre su ubicación. Y eso no es todo, cada subespecie emite un aullido diferente, y cada lobo tiene una vocalización única que lo diferencia de los demás.

Los toros no se sienten atraídos por el color rojo

Los toros no se sienten atraídos por el color rojo
Imagen generada con la ayuda de inteligencia artificial de DALL-E y ChatGPT.

¿Qué sucedería si un torero utilizara un capote de color negro, azul o gris? Aunque los aficionados taurinos probablemente no lo verían con buenos ojos, el comportamiento del toro no cambiaría mucho. Existe una creencia extendida de que los toros son atraídos por el color rojo, pero esto no es cierto. El color rojo no llama la atención ni enfurece al toro. De hecho, todos los toros son parcialmente daltónicos en comparación con los humanos, lo que significa que ni siquiera pueden distinguir este color. En su obra Improving Animal Welfare, el etólogo Temple Grandin sostiene que el ganado bovino solo es capaz de percibir los colores amarillo, verde, azul y violeta.

La realidad es que la mayoría de los mamíferos, incluidos los toros, son dicrómatas, es decir, tienen solo dos tipos de conos visuales, en contraste con los tres que poseen los humanos. Los toros carecen de conos para el color rojo, pero sí tienen conos para los colores verde y azul. La visión de un toro es similar a la de una persona con protanopía, o ausencia de percepción del color rojo. Así, para los toros, el capote no es rojo, sino más bien gris amarillento, lo que sugiere que el movimiento del capote, y no su color, es lo que realmente agita al animal.

No todas las abejas producen miel

No todas las abejas producen miel
Imagen generada con la ayuda de inteligencia artificial de DALL-E y ChatGPT.

Otra creencia común sobre el mundo animal es la idea de que todas las abejas producen miel. El néctar que recolectan los apicultores es sin duda una de las características que más asociamos con estos insectos sociales. Sin embargo, la realidad es que muy pocas especies de abejas producen miel. De las aproximadamente 20.000 especies de abejas documentadas, solo 9 son melíferas, es decir, productoras de miel. Estas especies pertenecen al género Apis, con 8 en Asia y 9 en América y Europa, siendo la más conocida la abeja europea (Apis mellifera), que produce toda la miel que consumimos.

Aunque son pocas, todas ellas poseen adaptaciones específicas para la producción de miel, como un aparato bucal especialmente diseñado para recolectar néctar y un tracto digestivo que funciona como un depósito. Además de miel, estas abejas son las únicas que construyen sus nidos con un material secretado por su propio cuerpo: la cera, que utilizan para construir las colmenas.

Los ratones no tienen predilección por el queso

Los ratones no tienen predilección por el queso
Imagen generada con la ayuda de inteligencia artificial de DALL-E y ChatGPT.

Desde Tom y Jerry hasta Speedy González, la cultura popular está llena de imágenes de ratones persiguiendo trozos de queso. Incluso en la publicidad de trampas para ratones, este alimento aparece como cebo. Sin embargo, no es cierto que los ratones tengan una especial predilección por el queso. Al menos, no de la manera en que comúnmente se cree.

Al igual que sucede con los humanos, no a todos los ratones les gusta lo mismo. Estos roedores son principalmente herbívoros, aunque tienen una dieta casi omnívora. Sin embargo, esto no significa que todos disfruten de los mismos alimentos. Los roedores abarcan un grupo muy diverso que incluye numerosos géneros y especies diferentes, desde el ratón de campo hasta el ratón doméstico. En la naturaleza, la dieta de los ratones suele consistir en frutos secos, frutas, cereales y semillas, por lo que es más probable que prefieran unos anacardos a un trozo de Camembert.

Entonces, ¿de dónde proviene el mito que relaciona a los ratones con el queso? Esta creencia se remonta a la Edad Media, cuando muchos de los alimentos preferidos de los roedores estaban fuera de su alcance. Estos alimentos solían almacenarse en frascos o se colgaban para su curación, como los embutidos. El queso, por otro lado, era fácil de encontrar, ya que a menudo se guardaba en armarios o despensas. De ahí que, cuando se descubría a un ratón, normalmente se le encontraba comiendo el primer alimento disponible, que en muchos casos era queso.

Sin embargo, la realidad es diferente. Un estudio realizado en 2006 por la Universidad de Manchester descubrió que, en realidad, las ratas y los ratones suelen rechazar el queso, ya que consideran que tiene un olor desagradable. De hecho, se recomienda a quienes tienen roedores como mascotas que eviten darles queso, ya que podría ser perjudicial para ellos. Otro estudio posterior concluyó que estos pequeños roedores prefieren alimentos como el trigo blando, el alpiste y el arroz.

Los camaleones no cambian de color para mimetizarse con su entorno

Los camaleones no cambian de color para mimetizarse con su entorno
Imagen generada con la ayuda de inteligencia artificial de DALL-E y ChatGPT.

El rasgo más característico de los camaleones es su capacidad para cambiar de color. Sin embargo, esta habilidad no la utilizan para camuflarse o confundirse con el entorno, como comúnmente se cree. Este cambio de color responde a otros factores, como las variaciones en la temperatura, el entorno o su estado de ánimo. El color es un sistema de comunicación que los camaleones usan para interactuar con sus congéneres, no para ocultarse de ellos.

Lo más fascinante no es solo lo que hacen, sino cómo lo hacen: ajustan la disposición de unos nanocristales en su piel para crear una amplia gama de colores. Así, cuando un camaleón se siente sumiso (por ejemplo, después de perder una pelea), su color se oscurece debido a la dispersión de melanina en las capas externas de su piel. Cuando está en reposo, suele mostrarse de color verde o marrón, lo que lo ayuda a confundirse con su entorno, mientras que, cuando está excitado, exhibe colores vibrantes.

En este caso, los cristales se separan, reflejando las longitudes de onda de los colores amarillo, naranja y rojo. En el mundo del camaleón, todo depende del color con el que se mire, pero en este caso, esos colores siempre tienen un propósito específico.

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